Un informe impactante de la Asociación Argentina de Empresas de Transporte Automotor (AAETA) reveló que, sin los subsidios, el costo real del boleto de colectivo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) ascendería a $1.713,6. Este número contrasta notablemente con el precio mínimo actual, que se sitúa en $451,01.
El estudio, titulado "Índice Bondi - AMBA Septiembre 2025", pone de manifiesto la gran disparidad económica que sostiene el sistema de transporte público. En su análisis, el informe detalla la compleja red de costos y subsidios que permiten mantener las tarifas actuales.
Entre los datos más relevantes, se destaca que el costo mensual de mantenimiento del sistema, según lo reconocido por la Secretaría de Transporte, es de $265.779,10. Sin embargo, el costo real, según la AAETA, alcanza los $351.910,05. Además, el informe señala una pérdida de $86.130,94 millones de pesos, la cual se atribuye a la calidad del servicio, las frecuencias, la seguridad y la necesidad de renovación de unidades.
La comparación entre el precio real y el costo reconocido evidencia la magnitud de la asistencia estatal. Actualmente, el precio del boleto mínimo, tras el último aumento implementado por el gobierno en julio de 2025, es de $451,01, mientras que el costo real del boleto sin subsidio, incluyendo el IVA del 10,5%, es de $1.713,6.
El informe también revela que la cantidad de pasajeros en el último semestre fue de 227.205.932, lo que resalta la dependencia del sistema de transporte de las compensaciones estatales. La compensación del Estado junto con los boletos vendidos se sitúa en $1.092,28, mientras que el costo real del boleto sin IVA es de $1.550,75. Las empresas, además, enfrentan una pérdida adicional de $458,47 que debe sumarse a las compensaciones.
Un gráfico incluido en el estudio muestra la "Brecha" entre el costo real y el costo reconocido (con IVA), demostrando que esta diferencia oscila entre un 27% y un 33% en diversas jurisdicciones como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Nación y la Provincia de Buenos Aires. Esto implica que los subsidios no solo cubren una parte considerable del boleto, sino que también las empresas operan con un margen que no alcanza a cubrir el costo real del servicio, lo que repercute negativamente en la calidad y en la renovación de las unidades.

